20 de diciembre de 2011

In Time, fuera de tiempo

Una historia original donde las haya. Un tema que puede dar muchísimo de sí. Y, sobre todo, unas ganas por ver la película que abundan en todo el mundo que acude a disfrutar de ella. Te empieza enganchando, consigue que no apartes los ojos de la pantalla y de repente... el globo se deshincha. La trama cae en una senda llena de momentos irrelevantes que te dejan medio tumbado en la butaca, sintiendo que tenías las ganas y la tonta esperanza de encontrarte algo más...
O eso me pasó a mi. Pero lo cierto es que "In Time" ha llamado la atención, y eso es así. Llegó a los cines para enseñarnos una historia ambientada en el futuro, donde ya no se vive con dinero, sino con tiempo. Disfrutas de la vida hasta que cumples los 25 años y, justo en ese instante, aparece un reloj digital en tu brazo que va contando las horas que te quedan de vida. Si eres rico en tiempo (si tienes siglos en tu muñeca) podrás vivir sin problema, y sin límite. Esta suerte solo la tienen unos pocos. Pero si eres más bien humilde, lo más normal, tendrás que negociar cada minuto de tu vida para poder disfrutar de ella. En esta época, todo se paga con el tiempo que tienes, hasta el café de media mañana, por eso cada día conlleva su riesgo. Pero, gracias a un acaudalado chico que está cansado de ser centenario y de seguir con apariencia juvenil, sin saber cuál será su último día, un atractivo Will Salas (protagonizado por Justin Timberlake) conseguirá de golpe y porrazo tiempo como para vivir eternamente sin problemas. Y ahí es cuando empieza el dilema. Porque que un pobre, de repente, sea rico, no se acepta muy bien entre los que ya lo son o los que se mueren por serlo... Éste es el momento en el que, en mi opinión, se empieza a encharcar la película. La primera media hora te parece completamente interesante, se te abre un argumento ante tí con muchísimas posibilidades. Pero cuando llega este instante, comienza una historia basada en un futurista Robin Hood que se acompaña de una joven acaudalada y nada creíble, con varias persecuciones y situaciones que no te dicen nada de nada... incluso, te llegan a aburrir. Una pena, porque el trailer te abre el apetito, y es decepcionante cuando una historia que podía contar tanto, con un trasfondo tan atrayente, se acaba quedando solo en eso, en las ganas.
Su director y guionista, Andrew Niccol, no es muy conocido, pues sus otras películas no han ido mucho más allá: El señor de la guerra, Simone, y alguna más. La que más sobresale, sin duda, es la famosa cinta "El show de Truman". Pero esta última, que tenía tantas expectativas, la podía haber estrujado con más fuerza, podía haber escrito unos guiones realmente creíbles (los "policías del tiempo" se llaman Minutarios... no digo más) y también, podía haber tenido mejor ojo en los actores, porque ellos rematan el filme. Es cierto que Justin Timberlake no está mal del todo. Ya lleva bastantes películas para no dedicarse realmente al mundo del cine, y no es que no me crea su papel, pero no me acaba de convencer... Aún así, es el único al que aplaudiría en esta película. Porque su compañera de reparto, la nueva caperucita Amanda Seyfried, deja muchísimo que desear. Está totalmente sobre actuada, parece una muñeca que apenas se mueve y siempre tiene la misma expresión en su rostro. Me parece que cualquier otra actriz habría  aportado mucha más vida a este personaje tan rebelde y con tantas ganas de disfrutar de su tiempo. Eso sí, monísima es un rato, y las carreras que se pega con los taconazos, sí que son para aplaudir...
Así que, si tienes ganas de verla, házlo en casa con mantita y sofá. Sí, es entretenida e, incluso, te puede parecer aceptable, pero no va más allá. Me hubiera gustado que diera mucho más de sí, ya que hace una crítica a la sociedad actual impresionante, pero podía haber calado plenamente en el público. Le falta mucha sutileza y esencia en el camino, en las formas y en la interpretación, pero desde el primer momento ha formado parte de esas películas seductoras que te llevan al cine sin darte cuenta. Eso sí, verás que ese tiempo tan preciado del que tanto hablan, tú lo estarás perdiendo...